El hecho que planteemos lo excelente que es practicar una sexualidad sin orgasmo puede ser, para muchos, la cosa más inverosímil que hayamos escuchado alguna vez. Sabemos que ir contra la corriente puede llegar a ser tremendamente impopular. Y nada pareciera tener menos sentido que negar la importancia del orgasmo en la sexualidad.
Porque piensa un poco: todas las personas a nuestro alrededor nos dicen explícita, o implícitamente, que el orgasmo es bueno, que es el premio que hay que buscar, que es el fundamento de una vida sexual sana. Los médicos y los psicólogos, los religiosos, los escritores, las personas con sentido común, los buenos ciudadanos de nuestra cultura, todos coinciden en lo mismo sin discusión:“el orgasmo es al sexo como la levadura al pan”. En este consenso tácito, todos parecen estar de acuerdo: religiosos y agnósticos, revolucionarios y conservadores, el hombre de la calle y el intelectual…
Pero tú que has leído estas líneas, ¿qué piensas? Tú que has llegado hasta este blog, guiado de alguna curiosidad o interés de saber más, ¿estarías dispuesto a aceptar sólo una posibilidad, de que todo lo que has aprendido sobre sexo hasta ahora pueda estar equivocado?
Tú que quizás estás enamorado, y que quieres a tu pareja con verdadero y sincero amor, ¿no te gustaría preservar este amor para siempre y recorrer junto a tu amado un camino de autodescubrimiento, de conocer los misterios del "sexo mágico", más allá de la rutina de lo mundano?
Tú que has sentido cómo la magia te toca cada vez que sientes algo por alguien..., ¿no quisieras hacer de esta magia un don permanente?
Porque el enfoque que estamos proponiendo es un camino práctico, algo que indudablemente te trae beneficios individuales, pero que adquiere su sentido mayor en el Amor de una pareja.
Tú y él/ella llegan a sentir cómo con la práctica la armonía aumenta. La pareja se “magnetiza” mutuamente. [En el orgasmo ordinario, el magnetismo se pierde después del orgasmo, debiendo recomenzar de cero cada vez, y después de un tiempo la relación se “gasta”; en la relación transorgásmica, por el contrario, ese magnetismo se acumula y se convierte en satisfacción, felicidad, armonía.]
El amor mayor, todos esos sentimientos de reencontrar el paraíso perdido no se diluyen con la rutina, sino que pueden incrementarse. Es por esto que el sexo sin orgasmo es llamado “sexo sagrado”, un camino de iluminación.
Cada vez que te enamoras, tu cuerpo y tu alma se estremecen y te revelan el “lado mágico” del mundo. Y ése es el momento en que “tocas a Dios”. Incluso no siendo religioso, esta maravillosa experiencia está al alcance de cualquier ser humano común. Todos la hemos vivido. ¿Pero te has preguntado por qué, si todos lo vivimos, esto no nos conduce a un desarrollo espiritual mayor? ¿Por qué todos esos enamorados no alcanzan finalmente nada parecido a una iluminación? Por qué hombres y mujeres sienten que la vida en pareja se torna monótona, rutinaria, y empiezan a aflorar los defectos, las críticas, el deseo de correr, o la opresión y el miedo ante el compromiso y la intimidad?
Por qué no fluye como antes. Será que, como dice Pablo Milanés, "Los años pasan/ nos estamos poniendo viejos/Yo el amor no lo reflejo/como ayer......En cada conversación/Cada beso, cada abrazo/Se impone siempre un pedazo/De razón”.
El sexo transorgásmico no sólo es hacer el amor sin orgasmo, es acceder a nuestra conexión más profunda, el rito sagrado del amor vivido entre dos.
Estamos deteniendo el tiempo, alcanzando sin querer un tipo de meditación.
Es poesía, donde el milagro más grande quizás no sea lo que pasa sólo durante el acto sexual, sino después, cuando te retiras conservando todas tus energías y habiéndolas transmutado en algo "luminoso", "superior"...
En efecto, después de la relación transorgásmica los órganos genitales quedan tan tranquilos y apaciguados como quedan después del orgasmo ordinario, pero la diferencia es que en el primer caso el cuerpo sí queda lleno y radiante de una energía maravillosa, habiendo una fuerte conexión entre ambos amantes. En el sexo ordinario, en cambio, el cuerpo queda con una sensación de vacío, como si hubiese perdido algo muy importante. Y hay que exigir demasiado, para mi gusto, del amor para que venga a auxiliarnos en medio de la brecha que este sentimiento de vacío nos provoca.
Un gran maestro que alguna vez leí decía que el Amor (uso mayúsculas a propósito) es un niño muy esquivo y que con el orgasmo espantamos a éste de nuestras vidas. La complicidad y compañerismo sanos con el tiempo devienen en adicción, cuando los químicos del cerebro empiezan a actuar a hacernos sentir ansiosos antes y culpables después… El sexo ya no es maravilloso como antaño, sino algo que cae en cierta monotonía y que hay que avivar en base a fantasías, afrodisíacos y terapias.
Mucho se ha hablado sobre el "reencantamiento del mundo": al enamorarnos reencantamos el mundo, pero luego del sexo común, este encantamiento se va esfumando de a poco. La sexualidad que estamos proponiendo, es el sustento del "Reencantamiento". Este no sólo se propduce hacia tu pareja, sino hacia todo el mundo a tu alrededor. Tu cerebro empieza afuncionar de otro modo, tus energías sutiles se armonizan con el universo entero, sin tener que huir a la soledad para lograrlo.
Tú que amas y que tal vez estás teniendo ya algunos problemas con tu pareja, derivado de los cambios de percepción neuroquímicos, todavía estás a tiempo de cambiar las cosas. También si tu vida ha sido un fracaso en el amor, podrás comprender de qué modo las cosas han fallado, y dónde podrás hacer el gran cambio la próxima vez. Pará qué decir que estando solo, también podrás prepararte para cuando halles un alma afín que quiera probar estos manjares sagrados. Y si te gusta meditar, o eres un alma sensible, enamorada, mística o artista, verás cómo este arte te permite incrementar tus dones y tu conexión con el Todo...
Y no tengas miedo de tener que renunciar a lo bueno de la vida, porque el sexo con orgasmo es sólo un gran espejismo en el desierto que te promete un edén y luego se esfuma, dejandote vacío y desconcertado.
La nueva experiencia se llama Amor Transorgásmico, y éste es el llamado que hago, como quien ha practicado durante años, para que abras tus sentidos y tu corazón, para así comprender y poner en práctica por ti mismo, con el más alto Amor...
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