La palabra orgasmo (del griego ὀργασμός) se puede definir desde el punto de vista 1-fisiológico (es decir, desde qué es lo que ocurre en nuestro cuerpo y nuestro cerebro), 2-fenomenológico (cómo lo experimentamos) y 3- funcional-energético (qué pasa con nuestra energía).
2) Fenomenológicamente hablando, y en el común de la gente, el orgasmo constituye una experiencia placentera pero breve, similar a una explosión. Se siente como una especie de liberación, como una represa que se rompe y desde la que fluyen las aguas en todas direcciones. Una onda expansiva de calor recorre el cuerpo desde los genitales hacia el exterior, generando placer. Este es el motivo por el cual también mucha gente asocia orgasmo con máximo placer. Ya hemos discutido en otros artículos sobre cuán sustentable es este placer en el tiempo, ya que si el orgasmo en sí resulta placentero, sus consecuencias, a corto, mediano y largo plazo, no parecen serlo en absoluto [leer artículos anteriores]. No obstante, por ahora, quedémonos con esto de la "experiencia explosiva"
3) Por último, desde el punto de vista del funcionalismo energético, el orgasmo representa una descarga de energía. En 8 segundos, el cuerpo se estremece por oleadas que vacían toda la tensión acumulada por la excitación previa. Termodinámicamente, podemos equiparar esta reacción a cualquier reacción de “explosión” donde la energía es liberada como ondas o calor en un proceso conocido como “reacción irreversible” (lo explicaremos en detalle en un artículo más adelante). El orgasmo cumple con un diagrama bastante lineal, energéticamente hablando. El psicoanalista Wilhelm Reich (2010) lo expresó con un modelo muy simple de carga-descarga:
TENSION MECANICA –CARGA ELECTRICA –DESCARGA ELECTRICA –RELAJACIÓN MECANICA
Nosotros también podríamos agregar que si el orgasmo es sinónimo de placer y de satisfacción pero no de descarga, estamos hablando de algo muy distinto de una “explosión”. Y exactamente a eso se refiere la Experiencia Transorgásmica a la cual hemos dedicado tantos artículos. Y el problema se nos viene cuando usamos la misma palabra para definir el placer de la explosión/descarga y el placer del estado de plenitud sin explosión/descarga (transorgásmico).
Los maestros taoístas y los tántricos, constantemente nos hablan de Orgasmo, pero en ningún caso se refieren a una "explosión". Tampoco a la descarga ni a los 8 segundos de movimientos peristálticos involuntarios. Se refieren más bien a la experiencia de expansión y de placer que se tiene justo antes de alcanzar el punto fisiológico en que toda la reacción explosiva se desencadena. Este “justo antes”, que para el común de la gente que sigue hasta el final pasa inadvertido es, para los tántricos y taoístas, el verdadero Clímax y el verdadero Orgasmo, que nada tiene que ver con la eyaculación. Es tanto así, que las técnicas de control corporal del Tantra y del Tao, enseñan a prolongar ese estado previo de sensaciones exaltadas tal y como un buen surfista sabe prolongar el equilibrio y la duración sobre la ola, en vez de estallar en ésta. El placer no está en estallar sino en dominar.
Por eso existe la confusión entre Orgasmo Explosivo y Orgasmo Valle. Y cuando nosotros hablamos, en estos artículos, de evitar el orgasmo para acceder a la experiencia transorgásmica nos referimos concretamente a evitar el “orgasmo explosivo” mientras estamos completamente de acuerdo en que existe “otro orgasmo”, el del “crescendo del placer”. Veamos, a ese respecto, un extracto de “El Hombre Multiorgásmico”, del maestro taoísta actual Mantak Chia:
En Occidente, Alfred Kinsey, pionero de la investigación sexual, no informó de descubrimientos similares hasta 1940. Sin embargo, varias décadas más tarde y después de que sus hipótesis hayan sido probadas repetidamente en laboratorio, la mayoría de los hombres siguen desconociendo su potencial multiorgásmico. Sin este conocimiento y sin una técnica clara, los hombres son incapaces de sentir la diferencia entre el crescendo del orgasmo y el estallido de la eyaculación. La sexualidad masculina occidental sigue estando erróneamente centrada en el objetivo, inevitablemente decepcionante, de la eyaculación en lugar de en el proceso orgásmico de hacer el amor. (Chia & Abrams, 1999, p. 6)
Muchos hombres se quedan fríos ante la idea de un orgasmo sin eyaculación porque llevan mucho tiempo, a veces décadas, viviendo el sexo con eyaculación. Lo primero que tienen que hacer es desmitificar ésta, ya que no es más que un espasmo muscular involuntario. (Winn, M. citado en Chia & Abrams, 1999, p. 9).
De todos modos la diferencia entre orgasmo y eyaculación no es tan útil cuando pasamos a la sexualidad femenina, porque obviamente la mujer no tiene semen que eyacular (aún cuando a veces emiten un fluido de consistencia similar). Sin embargo, toda mujer puede tener también la experiencia del éxtasis transorgásmico (orgasmos Valle o Meseta) o bien descargarse en una especie de estallido similar al reflejo eyaculatorio, sólo que sin semen. Esta diferencia está corroborada al leer los clásicos de alquimia china antiguos que se refieren a esta importante diferencia en la mujer:
"Cuando una mujer hace el amor con un hombre, es en extremo importante que
su corazón permanezca tranquilo y sus pensamientos sosegados… …Si siente que
responderá a los movimientos del hombre con un orgasmo involuntario, la mujer
detendrá los movimientos de su cuerpo y, de esta manera, nutrirá su esencia. Si
se agota su esencia Yin debido a la repetición de orgasmos involuntarios, se
crea una especie de vacío en su cuerpo, que atrae la enfermedad". (citado
en Douglas & Slinger, 1987, p. 304).
Al final es un asunto de palabras, pues yo, en el modelo transorgásmico, he querido identificar “orgasmo” con “estallido” –lo mismo que Marnia Robinson en sus libros-, mientras Mantak Chia y otros maestros taoístas y tántricos nos dicen que el “orgasmo” es más bien el éxtasis previo, y que el estallido es la eyaculación. Vuelvo a plantear que esta última manera de distinguir ambas experiencias es bastante útil para el hombre, pero para la mujer no lo es tanto. A menudo preguntan: “¿Y nosotras qué?”, y es por eso que Marnia yo hemos querido ser más radicales y hablar simplemente de orgasmo en términos de “explosión”, tanto en el hombre como en la mujer.
En la cita a continuación, se observa cómo el mismo Mantak Chia ya comienza a hablar, no de orgasmo vs. eyaculación, sino de orgasmo valle vs. orgasmo común (o “pico”). Desde mi modelo yo diré que la diferencia debiese ser éxtasis transorgásmico vs. orgasmo a secas, ya que asumo, para simplificar las cosas, que “orgasmo” es siempre la “explosión”. Cuando a futuro plantee y explique el modelo a través de la metáfora termodinámica, quedará mucho más clara la diferencia orgasmo/transorgasmo. Veamos la cita de Mantak Chia:
“Tu orgasmo será completamente distinto de lo que se conoce como un simple orgasmo breve y local que desperdicia la energía. Al repetir los contactos sexuales durante cierto tiempo, va aumentando el placer, llenando la Órbita Microcósmica y todo el cuerpo. A diferencia del orgasmo normal rápido u orgasmo de pico, cuyo momento culminante se limita principalmente a la zona de los genitales, este orgasmo te dará una nueva sensación de equilibrio que se quedará almacenada en tu cuerpo mucho después de -que tu placer se haya convertido en un recuerdo efímero.
"Los taoístas abogan por el Orgasmo Valle como una expansión continua del orgasmo que se desplaza por todo el cuerpo, prolongando interiormente el orgasmo durante media hora, una hora, dos horas o más tiempo aún, en un éxtasis poderoso, gradual e ilimitado. Puedes disfrutar indefinidamente de este tipo de amor sexual, sin tener que pagar este placer con tu energía vital.
Durante el Orgasmo Valle, los amantes pueden relajarse y tener todo el tiempo del mundo para compartir sus caricias. No hay ninguna explosión frenética, sino una oleada de energía sutil tras otra, que bañan al hombre y a la mujer entrelazados. El Orgasmo Valle no es una técnica, sino, más bien, una experiencia que los amantes dejan que se produzca, animados por un proceso comprobado a lo largo del tiempo”. (Chia & Chia, 1993, p. 226, 227)
REFERENCIAS:
Chia, M. & Abrams, D., (1999). El Hombre Multiorgásmico. Madrid: Neo Person Eds.
Chia, M. & Chia, M. (1993). Amor Curativo a Través del Tao. Cultivando la Energía Sexual Femenina. Madrid: Mirach, S.A.
Douglas N. & Slinger, P. (1987). Secretos Sexuales. La Alquimia del Éxtasis. Madrid: Mr. Ediciones
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